Para efectos de poder serles útil a quienes pretendan o deseen ir a Colombia (cof cof), me gustaría comentar aquí sobre mi experiencia en el país, con algunos tips y tops vividos y leídos.

Lo bueno, y mooooiii bueno, requetecontra bueno, fue el hotel en el que nos hospedamos en Cartagena de Indias. El Sofitel Santa Clara está ubicado en el casco histórico de Cartagena de Indias, vale decir, en la parte amurallada de la ciudad. El sólo hecho de pasar por esos pórticos para llegar a las angostas calles de adoquines, con coloridos balcones gracias a las enredaderas y plantas que los adornan, sugieren que todo lo que vendrá será igual de bueno. Y así lo fue. La primera impresión de nuestro hotel fue una intrigante muralla palo rosa, frente a una pequeña plazoleta con restoranes y una Iglesia rodeándolo. Por supuesto que había bastante gente sentada en la plazoleta (considerando su tamaño) y uno que otro carro vendiendo café, o limonada. Al entrar al hotel la maravilla comenzó, se trataba de un antiguo convento restaurado, con un jardín interno con tantas “criaturas” que el sonido ambiental era el chicharreo de pájaros, ranas y quizás cuánta cosa más hubiese ahí. Alrededor del jardín había dos restoranes, y hacia un costado las piezas y la piscina. La verdad es que no importa cuánto me esmere en la descripción, nunca lograré transmitir lo que se vive ahí. Sólo resumiré en que las piezas eran tan delicadas como el resto del hotel, y que pude disfrutar dos mañanas de la piscina para mí solita. El desayuno era exquisito, si bien no había gran variedad de comida, todos los pancitos y pastelillos eran deliciosos. En ese hotel no hubo nada malo ni feo. Luego de la primera noche, caminamos por el perímetro amurallado, asombrándonos de cada esquina y de cada balcón, de verdad es muy bonito, y además es muy “natural”. ¿Qué quiero decir con “natural”? Que no se ha “falseado” demasiado con fines turísticos. Además de la innumerable cantidad de hoteles boutique y restoranes gourmet, en general parecía ser un sector comercial bastante normal, además de que mucha gente efectivamente vive y estudia ahí (¡Ah! Casi lo olvido, nuestro hotel no quedaba frente a una Iglesia, sino que a una universidad de Bellas Artes que alguna vez debió haber sido un templo). Luego del paseo por el intra muros, quisimos conocer la gran ciudad de Cartagena, por lo que pagamos por subirnos a una Chiva. La Chiva es una micro de muchos colores, que realiza tours por la gran ciudad de Cartagena. Se visita el punto más alto de la ciudad, donde se encuentra el "Convento de la Popa", también se visita un fuerte, y otras cosas. 

Patio Interno Hotel Sofitel Santa Clara - Cartagena de Indias

Lo malo aquí fue que nos vendieron un tour que supuestamente duraba cuatro horas, pero en realidad la primera hora y media fue de recoger turistas en distintos sectores (por desgracia nosotros bautizamos el tour), aun que no sé si hubiésemos resistido un tour tan largo. El punto es que hubo lugares que no visitamos y que me hubiese encantado ir. Para quienes me conocen y saben que adoro el café (más que el producto en sí, adoro el concepto o el lugar llamado café), había un lugar emblemático en el sector llamado Café del Mar (igual que un CD de compilados de música medio lounge francesa que me encanta), que es un café que está sobre un apilado de piedra que asemeja una entrada a un fuerte. Dicen que se ve el mejor atardecer desde ese café, y para quienes no son tan asiduos al café y prefieren la malicia, parece que también venden cervezas, pero no me consta, PORQUE NO FUI!! :-(

Lo feo… En Cartagena, lo feo es la playa. Aun que en realidad no es fea obviamente, pero por alguna razón me recordó a la costanera de Antofagasta. A lo que voy es que la playa de Cartagena no es paradisíaca ni caribeña, para eso hay que ir a una de las islas Rosario que están frente a Cartagena, y eso es lo que se viene a continuación.

Nosotros fuimos a Isla Barú. Isla Barú es la isla más grande que está frente a Cartagena, queda como a hora y media y en realidad está tan cerca que están proyectando crear un puente, porque la cruzada por ferry es realmente corta (menos de un kilómetro). En la isla hay tres poblaciones de pescadores y un sólo resort. En el camino al resort, uno pasa por dos de estas poblaciones, y si bien son bastante pintorescas, de todos modos asemejan una suerte de favela colombiana. El resort, Royal Decameron es como gran parte de los resorts… grande, con un entorno de jardines bonito, y muy grande en realidad. Digamos que después de haber estado en un hotel de lujo en Cartagena, cualquier otro lugar iba a parecer un moco de pavo.

Lo bueno de este lugar es la playa… A pesar de que tenía unos diques de contención y unas boyas para no ir a perderse al horizonte, es agüita cristalina, muchas reposeras con palmeras yyyy, lo mejor de todo, fauna marina!!! Uno de los últimos días pedimos unos esnórquel y pudimos ver muchos peces, fue realmente maravilloso. Lo otro bueno y realmente hermoso es la playa pública. Ésta es más cristalina aún que la que rodea al hotel, y además no tiene diques ni boyas, y la arena pareciese ser más blanca, lo que sí –como en muchos lugares turísticos –cobran hasta por la sombra, pero bueee. En el caso de que estén en el Royal Decameron, hay una opción de tomar botes que te lleven a la playa pública, lo que sí no tengo idea cuánto cobran, porque nosotros en realidad tomamos un tour por las Islas Rosario que re llevaba a un acuario y terminaba en la playa pública. Lamentablemente (¿?) como yo no pagaba niuno en este viaje, mis tips no pueden ser tan completos porque no manejo los precios.

Playa del hotel - Isla Barú

Lo malo de esta estadía fue la gigantez del lugar. Cualquier lugar muy grande, con mucha capacidad, obviamente va perdiendo la personalización de su servicio, que en este caso se notaba mucho. Lo otro es que también, al ser el único hotel en la isla, pueden darse “ese lujo” de no ser tan personalizados, porque en el fondo no tienen competencia.

Lo feo, y muy asociado a lo anterior, es que no sólo el servicio era despersonalizado, sino que llegaba incluso a ser algo hostil. Yo me sorprendí negativamente de eso, especialmente porque mucha gente me había comentado espontáneamente lo buena onda que eran los colombianos. Y en general, en los lugares así (resort caribeños) el personal suele ser súper amable y preocupado por el huésped. En verdad no quiero sonar como vieja de mierda mañosa pero es cierto, yo he estado en otros lugares parecidos pero en otros países, y en todos esos lugares el servicio destacaba por su cordialidad, y ahora –que por primera vez recibí tan buenos comentarios de la gente de un lugar– sucedió lo contrario. 
En suma, todo viaje es una experiencia increíble, recomiendo absolutamente Cartagena de Indias, y ojalá hospedarse en la parte amurallada. En cuanto a Barú, lo pensaría dos veces, creo que tal vez hay mejores playas donde ir, o al menos a algún hotel más chico y que tenga más lugares para recorrer. Eso no lo he averiguado aún.

Ahora, los TIPS:

- En el casco histórico de Cartagena de Indias hay un local muy rico para comer, quedaba frente a nuestro hotel y se llama La Cevichería, lo único que debo advertir es que son leeeentoooos, así que hay que ir con mucha paciencia.
- Para comprar, hay un lugar que se llama Las Bóvedas, eran unas bóvedas que ahora fueron adaptadas para los artesanos, así que son una decena de locales donde se puede comprar cafés, ropa y toda clase de souvenirs. ¡Ahh! Y también para las féminas amantes de las joyas y las piedras, no pueden irse sin lucir una esmeralda, piedra típica del lugar.
- Para comer, las Arepas (especie de panqueque de trigo) son una opción autóctona muy rica, y para los fanáticos del dulce, algo muy parecido al manjar es el Arequipe, y si finalmente visitan las bóvedas, hay un local que vende arequipes con sabor, yo traje sólo de café pero también había de Moca. Me dieron a probar de ambos y eran deliciosos!

* Todos los tips son en Cartagena, el único tip en Barú es no ir, jaja, (es broma).