TRANSICIÓN


Dado que ha pasado demasiado tiempo desde mi última publicación, decidí que mejor haría una entrada más bien “de transición” (sin sentimentalismos políticos, por favor), antes de poner a delirar con un diario de vida o algo similar donde narre mis últimas aventuras (¿) por la vie.

Desde el mes de mayo –mi último encuentro con el Blog – han pasado muchas cosas comentables, libros, música, creo que películas no, y eventos afortunados y desafortunados. En esta ocasión, quisiera referirme a las profesiones.
Si bien una vez hice algo bastante parecido –escribí los cinco trabajos con los que soñaba en ese entonces – ahora quise improvisar una pequeña reflexión que indague más allá de lo que uno sueña, para referirme a la realidad real del mundo mundial.

El encanto de volar
Coincidentemente, tengo dos amigas que están haciendo los cursos de inducción de la línea aérea LAN. Ambas son profesionales, o técnicos, en carreras que no se relacionan directamente con el negocio de las aerolíneas, pero de todos modos se dejaron seducir por la posibilidad de conocer lugares, y por supuesto por los innumerables beneficios de LAN. Pensándolo más hondamente, debo reconocer que yo misma pensé en esa idea, cuando recién terminé mis estudios superiores y estaba en la disyuntiva de “¿es esto lo que quiero hacer por el resto de mi vida”? “ya tengo el cartón que señala mi profesión, tal vez deba aprovechar este tiempo de hacer otras cosas y dejar para después el interesante estudio de la sociedad”, etc. Y bueno, le pregunto si a los demás (o a las demás) mortales les sucederá algo similar, de sentir mucha curiosidad ante ese trabajo en particular, curiosidad que se despierta obviamente cuando uno conoce los privilegios que otorga trabajar para una aerolínea.

Los músicos frustrados
Tal vez es un poco injusto que los tilde de frustrados, pero honestamente quién no tiene algún amigo o conocido que estudió la famosa ingeniería en sonido, con la ilusión de que el hecho de ser “ingenieros” les podría resolver la parte económica, y que su acompañante “en sonido” se encargara de satisfacer todas esas expectativas musicales. Por supuesto que no sucede ni lo uno ni lo otro, y finalmente tiene que parar la olla aprovechando cualquier oportunidad laboral que se les presente, independiente de que esté en el rubro gastronómico, telefónico, administrativo, etc. Algunos logran levantar proyectos musicales de menor envergadura, pero hablando las cosas como son, ninguno de estos profesionales está llevando la vida que imaginó (ni gran parte de la humanidad en todo caso).

Yankee style
Por muchos prejuicios que tengamos contra los gringos hay que reconocerlo, son unos secos en muchas cosas. Una de éstas es la posibilidad de poder llevar una vida bastante acorde a sus aspiraciones en base a trabajos que no necesariamente requieren un cartón que acredite cuatro o cinco años de estudios, pagando una millonada, sino que pueden perfectamente dedicarse al trabajo artesanal, y bien remunerado. En este modelo encontramos a personas que, con cartón o sin cartón, pueden dedicarse a pasear turistas en bicicleta, pasear perros, cortar pasto, pintar casas, y vivir tranquilamente.

Ahora, la reflexión del momento. ¿Qué es lo que sucede en este país, particularmente? Creo que la respuesta políticamente correcta del momento es la educación. La segmentación y baja calidad en educación genera brechas casi insuperables al momento de salir al mundo laboral. Pero no descansemos únicamente en la educación y vayamos más allá, o más acá… Además de todas las pruebas que demuestran la bajísima calidad de algunos centros de educación superior, ¿qué más necesitamos para desacreditar el cartón? No quiero levantar una cruzada contra la educación superior, no es el punto, pero es muy claro que hay una sobrevaloración de los títulos profesionales, en desmedro de muchas otras profesiones u ocupaciones que no necesitan una universidad de por medio. A mí honestamente me gustaría promover la no educación, en el sentido de bajarle los humos a la educación formal. Bastante mejor sería que ayudáramos a las personas a tener claridad sobre sus vidas (estoy citando textual a una amiga que me narró una de las iniciativas de la religión baha’i), que seguir alimentando la perversa venta de cartones.
Pero en fin, no tenía intenciones de filosofar al respecto, sólo quería plantear esos ejemplos, dado que a mí personalmente me impresionan bastante, para bien y para mal… Aprovecho de anticipar cuál será mi próxima lectura, aun que no aseguro una reseña de aquello, con la sentencia hacer es pensar… Adieu

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